domingo, 26 de octubre de 2014



UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PANAMÁ


Asignatura: ECOLOGÍA GENERAL                         CODIGO: 8011

Grupo: 9LC121                                                   Prof.: Diana Velasco

II Semestre 2014



Resumen 2


I ESTRUCTURA DE LOS ECOSISTEMAS


Entendemos por estructura las partes y su correspondencia a formar un todo. Hay dos aspectos fundamentales en cualquier ecosistema: la biota o comunidad biótica y los factores ambientales abióticos.

La estructura biótica es la manera en que se conforman las diversas clases de organismos.


Términos importantes


  1. Especie: totalidad de los miembros de una clase particular de planta, animal o microorganismos, una clase por su aparencia similar y la capacidad de aparearse y reproducir vástagos fértiles.
  2. Población: todos los miembros de una especie que ocupan determinada área
  3. Comunidad biótica: todas las poblaciones de plantas, animales y microorganismos que ocupan una misma área
  4. Factores abióticos: todos los factores del medio físico: humedad, temperatura, luz, viento, pH, tipo de suelo, salinidad entre otras.
  5. Ecosistema: La comunidad biótica con los factores abióticos; todas las relaciones entre los miembros de una comunidad biótica y entre ésta y los factores abióticos.
  6. Bioma: agrupaciones de todos los ecosistemas de la misma clase: por ejemplo, bosques tropicales, pastizales y demás.
  7. Biósfera: funcionamiento de todas las especies y los factores físicos de la Tierra como un solo ecosistema gigantesco.


Estructura Biótica


A pesar de su diversidad, todos los ecosistemas tienen una estructura biótica similar basada en las relaciones de alimentación, es decir, todos los ecosistemas presentan las mismas tres categorías básicas de organismos que interactuán de los mismos modos.


1.1    Categorías de organismos: productores, consumidores, saprófitos o descomponedores de detritos


1.1.1 Productores


Son principalmente plantas verdes, que aprovechan la energía luminosa del Sol para convertir agua y dióxido de carbono (absorbido del aire o el agua) en un azúcar llamado glucosa y liberar oxígeno como subproducto. Esta conversión química, propiciada por la energía solar, recibe el nombre de fotosíntesis. Los vegetales elaboran todas sus complejas moléculas a partir de la glucosa producida por Fotosíntesis y unos pocos nutrientes, como nitrógeno, fósforo, potasio y azufre que absorben del suelo o del agua.

La variedad de los productores va de las algas unicelulares microscópicas a plantas de tamaño mediano, como la hierba, las margaritas, los cactus y hasta los árboles gigantescos.

Todos los principales ecosistemas tienen us productores particulares que realizan la fotosíntesis.


El término orgánico se aplica a los materiales de los que están formados los organismos: moléculas de proteínas, grasas o lípidos y carbohidratos. De igual manera se consideran orgánicos los productos de los seres vivos, como hojas muertas, cuero, azúcar o madera.


Por otra parte, llamamos inorgánicos a los materiales y químicos del aire, agua, rocas y minerales que no participan de la actividad de los organismos vivos.

La característica clave de moléculas y materiales orgánicos es que en buena parte están formados de átomos enlazados de carbono e hidrógeno, una estructura que no aparece entre los materiales inorgánicos. Esta estructura tiene su origen  en el proceso de la fotosínteis que unos átomos de hidrógeno extraídos de moléculas de agua y átomos de carbono tomados del dióxido de carbono para formar compuestos orgánicos.

Las plantas verdes se sirven de la luz como fuente de energía para producir todas las complejas moléculas orgánicas que necesita su organismo a partir de compuestos químicos inorgánicos simples (dióxido de carbono, agua, minerales) presentes en el medio. Cuando ocurre esta conversión de materia  inorgánica en compuestos orgánicos, parte de la energía luminosa queda almacenada en ellos.

Todos los organismos del ecosistema, aparte de las plantas verdes, se alimentan de materia orgánica como fuente de energía y nutrientes.

Las plantas verdes son indispensables en cualquier ecosistema, ya que realizan la fotosíntesis y por este proceso y su crecimiento propician la producción de la materia orgánica que sustenta a todos los otros organismos del sistema.


Todos los organismos de la biosfera pueden dividirse en dos categorías, autótrofos y heterótrofos, según que produzcan o no los compuestos orgánicos que necesitan para sobrevivir y crecer. Los organismos que elaboran su propia materia orgánica a partir de los constituyentes orgánicos del medio usando una fuente externa de energía, son autótrofos. Entonces los autótrofos más importantes y comunes son por mucho las plantas verdes; sin embargo, unas cuantas bacterias emplean un pigmento púrpura para realizar la fotosíntesis y algunas otras adquieren su energía de compuesos químicos inorgánicos.

Todos los demás organismos, que deben consumir materia orgánicas y nutrientes, son heterótrofos que pueden dividirse en numerosas subcategorías, de las que las dos principales son consumidores (que comen presas vivas) y saprófitos y descomponedores, que se alimentan de organismos muertos y sus productos.



1.1.2        Consumidores


Son los que comprenden una gran variedad de organismos que van desde bacterias microscópicas a las ballenas azules e incluyen grupos tan diversos como los protozoarios, los gusanos, los peces, los crustáceos, los insectos, los reptiles, los anfibios, las aves y los mamíferos (entre estos el hombre).

Con el fin de entender la estructura de los ecosistemas, los consumidores se clasifican en varios subgrupos de acuerdo con su fuente de alimentos. Los animales (sean tan grandes como los elefantes o tan pequeños como los ácaros) que se alimentan de productores se llaman consumidores primarios o herbívoros.

 

Los animales que se alimentan de los consumidores primarios reciben el nombre de consumidores secundarios; en tanto que los lobos, que comen alces, son secundarios. También puede haber consumidores de tercero y cuarto órdenes, y hasta superiores y ciertos animales ocupan más de un lugar en la escala; por ejemplo, el ser humano son consumidores primarios cuando ingieren hortalizas, secundarios si comen carne de res y terciarios si comen peces que se alimentan de otros  que a su vez consumen algas. Los consumidores de segundo orden y superiores se llaman también carnívoros; los que se alimentan tanto de plantas como de animales se denominan omnívoros.


Se llama depredador al animal que ataca, mata y come a otro, que recibe el nombre de presa. Se dice que sostienen una relación de depredador a presa.

Los  parásitos son otra categoría importante de consumidores. Se trata de organismos (vegetales o animales) que se vinculan estrechamente a su “presa” y se alimentan de ella durante un largo período, por lo regular sin matarla (al menos no de inmediato), aunque a veces la debilitan tanto que la vuelven propensa a que la maten otros depredadores o las condiciones adversas. Esta planta o animal del que se alimenta recibe el nombre de húesped (también hospedero), siguiendo el significado original del vocablo, así, decimos que es una asociación de huésped y parásito. Hay una enorme variedad de organismos parasitarios. Varias lombrices son ejemplos bien conocidos, pero también lo son ciertos protozoarios, insectos y aún mamíferos (el vampiro) y plantas. Muchas enfermedades graves de los vegetales y algunas de los animales (como el pie de atleta) son causadas por hongos parásitos. Los parásitos pueden vivir dentro o fuera de su huésped.


1.1.3        Saprófitos y Descomponedores de Detritos

Se llama detritos a los materiales vegetales muertos, como hojas, ramas y troncos caídos e hierba seca, así como a los desechos fecales de animales y a veces de sus cadáveres. Muchos organismos se han especializado en alimentarse de estos elementos y les damos el nombre de saprófitos  o detritóvoros. Entre los ejemplos se encuentran las lombrices de tierra, los cangrejos de río, las termitas, las hormigas y los escarabajos. Al igual que con los consumidores, podemos identificar saprófitos primarios (que se alimentan directamente de detritos), secundarios (que se alimentan de los primarios) y demás.

Un grupo extremadamente importante de devoradores de detritos es el de los descomponedores de detritos, a saber, hongos y bacterias de putrefacción. Muchos de los detritos del ecosistema (en particular hojas secas y la madera de árboles o ramas muertas) no parecen ser consumidores como tales, sino que simplemente se pudre; pero la putrefacción es el resultado de la actividad metabólica de  hongos y bacterias que secretan enzimas digestivas que descomponen la madera en azúcares simples que son absorbibles. Así, la putrefacción que observamos es en realidad el resultado del consumo de hongos y bacterias del material. Aunque llamamos a estos organismos descomponedores de detritos y por la índole de su comportamiento los agrupamos entre los saprófitos porque su función es en ecosistema la misma. A su vez, los descomponedores son el alimento de saprófitos secundarios, protozoarios, ácaros, insectos y gusanos y cuando mueren, su cuerpo se añade a los detritos y se convierten en fuente de energía para más saprófitos


2. Cadena Alimenticia y Niveles Tróficos

La secuencia de consumo desde los autótrofos hasta los carnívoros representa la cadena alimentaria, en la cual cada eslabón depende del inmediato anterior para su provisión de alimento (energía). Estas posiciones a lo largo de cadenas alimenticias se conocen como niveles tróficos.

En muchos casos los límites entre los niveles no son definidos. Muchos animales encuentran alimento idóneo en cuanto a tamaño y otras características en varios niveles tróficos. Para describir la trama de los diversos niveles tróficos con us interconexiones suele emplearse el término red alimenticia.

Cuando se examina el flujo y la utilización de la energía en la cadena alimenticia, se hace evidente que el movimiento de energía en el ecositema sólo es en un sentido, es decir, unidireccional. A medida que avanza progresivamente por los diversos niveles tróficos, ya no está disponible para el nivel anterior.

Por lo general, cada carnívoro necesita alimentarse con un gran número de herbívoros para subsistir, y cada uno de éstos para su sustento debe consumir una cantidad de autótrofos equivalente a varias veces su propia biomasa, las sustancias que no son biodegradables por naturaleza, cuando entran en una cadena alimenticia, se bioacumulan en cada nivel trófico sucesivo. Esto ha dado origen a muchos de los bien conocidos problemas ambientales de los últimos 20 o 30 años. El ejemplo mejor conocido es la bioacumulación de plaguicidas orgánicos como los hidrocarburos clorados, que incluyen el DDT.


3. El Flujo de Energía en Los Ecosistemas

La energía se define como la capacidad de hacer trabajo.

El comportamiento de la energía es descrito por la Primera Ley de la Termodinámica o Principio de la Conservación de la Energía.

La primera ley establece que la energía puede se transformada de un tipo a otro, pero no se crea ni se destruye.

Ejemplo: La luz es una forma de energía, ya que es susceptible de ser transformada en trabajo, calor o energía potencial en forma de alimento.


La Primera Ley o Principio de la Conservación de la energía demuestra que la energía puede tranformarse de una clase a otra, pero nunca se destruye.




La Segunda Ley de la Termodinámica, Ley de la Entropía. Principio de la Degradación

La Segunda Ley de la Termodinámica dice: cualquier conversión energética terminará con menos energía de la que tenía al comenzar.

La pérdida de calor se funda en el principio del incremento de entropía, que se define como el rango de desorden o de degradación; mayor entropía significa mayor desorden.


Entropía es una medida de la energía no disponible, resultante de las transformaciones. También se emplea como un índice del desorden asociado con la degradación de la energía.

La Segunda Ley de la Termodinámica dice también que los sistemas irán espontáneamente hacia una energía potencial menor, una dirección que hace que liberen calor.



Factores abióticos

El ambiente comprende la acción recíproca de muchos agentes físicos y químicos o factores abióticos, de los que los principales son el régimen de lluvias (monto y distribución anual y humedad del suelo), temperatura (extremos de frío o calor, lo mismo que el promedio), luz, viento, nutrientes químicos, pH (acidez), salinidad e incendios.

En los sistemas acuáticos, los factores clave son la salinidad (agua dulce o salina), la temperatura, los nutrientes químicos, la textura del suelo (rocoso o arenoso), la profundidad y la turbiedad del agua (que determina cuánta luz llega al fondo) y las corrientes. El grado al que cada factor está presente o no y en qué medida afecta intensamente la capacidad de sobrevivir de los organismos, si bien cada uno influye en forma distinta en cada especie. Veremos que esta diferencia de respuesta a los factores ambientales determina qué especies ocupan o no cierta región o área. A su vez, qué organismos sobreviven y cuáles no define la naturaleza de cada ecosistema


Límite de tolerancia

Concepto de factores Limitantes

La presencia y éxito de organismos depende de una serie de condiciones. Cualquier condición que se aproxime o exceda los límites de tolerancia se denomina condición o factor limitante. En condiciones estables, el material básico  disponible en las cantidades más próximas al requerimiento mínimo tiende a ser el limitante, Concepto que se ha difundido como ley del Mínimo de Liebig. El concepto es menos aplicable en condiciones “transitorias” cuando las cantidades de muchos constituyentes, y por tanto sus efectos cambian con rapidez.


Punto óptimo, zonas de tensión y límites de tolerancia

En cualquier estudio ecológico, una observación fundamental es qué especies diferentes prosperan en condiciones distintas. Este principio se aplica a todos los seres vivos, vegetales y animales. Algunos sobreviven donde hay mucha humedad; otros, en lo relativamente seco. Algunos crecen en el calor; otros funcionan mejor en situaciones más frías. Unos toleran temperaturas de congelación; otros no. Algunos requieren sol brillante; otros, mejor la sombra. Los sistemas acuáticos son de aguas dulces o salinas, cada uno con sus respectivos peces y otros organismos.

Los estudios de laboratorio confirman sin dudas el hecho de que las especies están mejor adaptadas a sus condiciones peculiares. En los experimentos, se crían organismos en condiciones controladas en las que varía un factor en tanto que los demás se mantienen constantes. Los resultados demuestran que cada factor tiene un punto óptimo, cierto nivel al que los organismos funcionan mejor. A niveles superiores o inferiores su desempeño mengua, y en los extremos quizá no sobrevivan. El punto al que ocurre la mejor respuesta es, pues, el punto óptimo, pero dado que suele encontrarse en un intervalo de varios grados, es común hablar de margen óptimo. Además, la variación total que permite cualquier crecimiento recibe el nombre de margen de tolerancia y sus puntos extremos se denominan límites de tolerancia. Entre el margen óptimo y el límite superior o inferior de tolerancia hay zonas de tensión; es decir conforme el factor se aparta en un sentido u otro del margen óptimo, los organismos sufren mayor tensión hasta que, al cruzar el límite, ya no logran sobrevivir.


Desde luego, no se han probado todos los factores con todas las especies; pero la congruencia de las

Observaciones nos lleva a concluir que un principio biológico fundamental es el siguiente: Todas las

Especies (animales y vegetales) tiene un margen óptimo, zonas de tensión y límite de tolerancia en relación con cada uno de los factores abióticos


Esta línea de experimentos demuestran también que varían las características de las especies en cuanto al momento en el que se encuentran el punto óptimo y los límites de tolerancia; por ejemplo, la que sería una cantidad óptima de agua para una especie llega a oprimir a otra y a causar la muerte a alguna más. Ciertos vegetales no toleran temperaturas de congelación; otros sobreviven si éstas no son intensas; otros más necesitan varias semanas de estas temperaturas para completar su ciclo vital. Ciertas especies tienen un margen muy amplio de tolerancia, en tanto que el de otras es bastante estrecho. Puesto que el punto óptimo y los límites de tolerancia suelen variar entre las especies, también llega a haber mucha superposición en tales márgenes.


El concepto tolerancia no sólo afecta el crecimiento de individuos, puesto que en la medida en que su salud  y fuerza influyen en la reproducción y la sobrevivencia de la siguiente generación, también atañe a la población. La densidad de población (los individuos por unidad de área) de la especie será mayor si todas las condiciones son óptimas, pero disminuirá si un factor o más se apartan de este punto.


Ley de los factores limitantes

Cada factor abiótico tiene su punto óptimo  y sus límites de tolerancia. De ahí se entiende que cualquier factor fuera del margen óptimo causará tensión y minimizará el crecimiento, la reproducción e incluso la sobrevivencia de la población. El agente que obstaculiza el crecimiento se llama factor limitante.

No olvidar que el factor limitante puede ser también un problema de “demasiado” y no sólo de “muy poco”; por ejemplo, las plantas se llegan a tensar o morir no nada más por falta de agua o fertilizante, sino también por exceso. Observar también que el factor limitante puede cambiar de un momento a otro; así, en la misma temporada de cultivo, la temperatura puede ser limitante a comienzos de la primavera, después los nutrientes y por último el agua, si ocurre una sequía. Igualmente, si se corrige un factor limitante el crecimiento aumentará, pero sólo hasta que otro factor entre en escena. Desde luego, el potencial genético del organismo es el último factor limitante: ninguna margarita crecerá al tamaño de un árbol, ni ratón alguno al del elefante, aunque todos los factores del ambiente sean óptimos.


Factores limitantes: (el agente que obstaculiza el crecimiento)

  • Falta o abundancia de agua
  • Fertilizante excesos
  • Temperatura
  • Nutrientes
  • Potencial genético
  • Competencia
  • Depredación

 

Justus von Liebig introdujo en 1840 la ley de los factores limitantes en relación con sus observaciones de los efectos de los nutrientes químicos en el crecimiento de las plantas. Observó que restringir alguno en cualquier instante daba siempre el mismo resultado: limitaba el crecimiento. Por ello, también la conocemos como la Ley de los mínimos de Liebig.


Las observaciones realizadas desde la época de Liebig muestran que su ley tiene una aplicación mucho más amplia, no sólo los factores abióticos suelen limitar el crecimiento, sino también los bióticos. Es sin duda el caso de nuestros cultivos agrícolas, en los que hay una lucha constante para que no los limiten o los eliminen las hierbas y las “plagas”.


Aunque se puede señalar como limitante un factor en determinado momento, varios factores fuera del mínimo llegan a combinarse y causar más tensión y hasta la muerte. En particular, los contaminantes ocasionan que los organismos e vuelvan más vulnerables a las enfermedades y las sequías. Tales casos son ejemplos de efecto sinérgicos o sinergismos, que se define como la acción concomitante de dos o más factores causantes de un efecto mucho mayor que el esperado de la influencia de cada uno en lo individual.



Fuente:

Ingeniería Ambiental. J. Glynn Henry, Gary W. Heinke. Segunda Edición 1996.
Ciencias Ambientales. Ecología y desarrollo sostenible. Sexta Edición

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